Saturday, 04 de May de 2024


+ Madero=BC+EPN+Pacto+PRD-PAN + Panismo como PPS de viejo régimen




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Como todos los datos apuntan a que la gubernatura de Baja California para el PAN fue el costo político del gobierno federal para mantener al panismo en el pacto por México, entonces esa victoria no sería una bocanada de oxígeno para el dirigente Gustavo Madero sino un tanque de bióxido de carbono.

Porque con esa negociación pública como condicionante planteada por Madero para mantenerse en el Pacto, el PAN quedó subordinado al gobierno priísta del presidente Pela Nieto, aunque sin la garantía de tener los votos legislativos para las reformas que vienen.

 

 

Por ahora, la suerte política de Madero depende nada menos que del presidente nacional del PRI, César Camacho, y su comportamiento ante el resultado electoral impugnado por irregularidades en el PREP y el domingo con el recuento físico de las actas.

 

 

En este contexto, Madero tiene en realidad poco que informar a la cúpula panista esta semana, salvo decirles que la victoria en Baja California fue negociada en Gobernación a cambio de mantener al PAN en el Pacto, algo que no se veía en el PAN desde los tiempos en que Luis H. Álvarez negoció con el presidente Carlos Salinas de Gortari precisamente la gubernatura de Baja California.

 

 

El fondo de las concertacesiones tiene un modelo político audaz que delineó y puso en operación Salinas de Gortari en 1989 como una forma de posponer avances democráticos: la redistribución inducida del poder pero no a través de porcentajes electorales sino de asignaciones directas de posiciones políticas. En 1988 el PRI --como lo reconoció el propio Salinas de Gortari-- había pasado de partido hegemónico a partido mayoritario; pero para evitar el reparto democrático del poder a través de la consolidación del elector, la presidencia de la república reagrupo fuerza al sustituir al electorado en la distribución del poder político regional.

 

 

El modelo de Salinas de Gortari fue audaz, novedoso y eficaz  y sólo falló en la decisión de pactar nada más con el PAN y aislar al PRD que pedía el interinato en Tabasco y Michoacán. En ese contexto, la redistribución del poder hacia la derecha dejó abierta la protesta desde la izquierda partidista. Hoy el gobierno de Peña Nieto aprovechó el viaje y tuvo la oferta de dos por uno: Baja California como negociación con la alianza PAN-PRD, pero con mínimo costo político por la condición de Baja California como gubernatura no estratégica.

 

 

El PAN perdió ganando. Ahora la viabilidad de Gustavo Madero en el PAN no depende de los panistas ni de su liderazgo ni de su oferta, sino del presidente Peña Nieto, del Pacto y del PRD, tres variables ajenas al panismo. Mantener a Madero en el PAN significaría abandonar al partido a los juegos políticos del PRI y del gobierno federal y disminuir al PAN al nivel del viejo Partido Popular Socialista (PPS) del antiguo régimen, sobre todo en la época de esplendor del PRI 1950-1976.

 

 

El problema para el PAN estaría en analizar si la factura de BC habría sido muy cara, en el entendido de que las reformas fiscal y de Pemex en el Pacto de todos modos están alineadas a lo que el PAN quiso hacer en sus dos sexenios en Los Pinos y las que habría de votar a favor aún sin la concertacesión de BC. En todo caso, BC obligaría al PAN a apoyar las reformas y a alejarse de un PRD que no avalaría esas dos reformas porque implicaría la cesión de banderas a López Obrador.

 

 

En la reunión de la cúpula panista con Madero esta semana para evaluar las elecciones del domingo van a reventar las contradicciones del actual presidente nacional del PAN sobre el aplastamiento del PAN en otras plazas y van a exigirle mejores cuentas políticas por haber subordinado el partido a los intereses políticos del gobierno priísta que desplazó al PAN de la presidencia de la República.

 

 

 

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